Tendencias educativas para estudiar

Es evidente que estudiar en línea se ha convertido en una mega tendencia en educación. Los datos son elocuentes. Calderón (2014) escribió en una de sus notas que:

Los paradigmas de enseñanza están cambiando y cada día hay mayor interés por incorporar los modelos de educación virtual a los procesos de aprendizaje. Actualmente el mercado del e-learning se estima en 90.9 billones y para 2017 se espera que sea de 255.5 billones, por lo que en los próximos años se espera que este sector muestre un gran dinamismo, teniendo en cuenta la proliferación y actualización de cada vez más variadas plataformas y dispositivos: televisión interactiva, realidad virtual, smarthphones, tablets, libros electrónicos, consolas de videojuegos, etc., todos ellos con la capacidad de transmitir contenidos multimedia interactivos e invitar a la interacción del estudiante y a su propia generación de contenidos. (p. 9).

Y así ha sido. Cada día son más los que prefieren estudiar virtualmente, sin embargo, en los años recientes han emergido muchas instituciones que abaratan los programas de formación, con el término abaratar no nos referimos a su bajo costo sino a la baja exigencia académica. Esta tendencia la encontramos en muchas partes del mundo, a pesar de ello la tendencia educativa de calidad y eficiencia también se abre camino.

El avance del internet, como la red de redes que utiliza datos para conectar a unos con otros, permitió que afloraran otros modelos de la educación a distancia. Los estudiantes siguen a la distancia, pero cercanos a partir de los datos que viajan a bits por segundo. Todavía se utilizan medios como el correo electrónico, pero ya no son centrales, ahora las plataformas educativas o LMS [Learning Management System] son los espacios donde se registra el aprendizaje. A través de actividades diseñadas por un experto en contenido que indicará lo que debe de estudiarse y lo que debe de demostrarse a los ojos de todos los participantes. Estos LMS son considerados como espacios de gestión del aprendizaje y son adoptados por las instituciones que innovan tanto tecnológica como pedagógicamente.

Una de las grandes diferencias en un mundo conectado por las redes, como lo es el que nos tocó vivir, es el diálogo didáctico mediado. Este rol lo asumen principalmente los recursos que nos encontramos a nuestro paso. Mientras el docente está en el aula virtual permanentemente, está cumpliendo el trabajo de diseñador de esos recursos, hay otro docente que auxilia con su acción a que se atiendan las dudas y se arribe a los resultados esperados, ese es el tutor quien mediará bajo un modelo que le otorga la institución educativa. Aquí está el tutor marcando la diferencia sustancial.

Esta tendencia por la calidad busca que la unidad de aprendizaje se articule en un contenido, en una competencia o en torno a un determinado ambiente, en nuestro caso, será articulada en torno a una competencia, por ser la orientación formal y la certitud de que permite la precisión y mejora de los aprendizajes, las habilidades y las actitudes. Pero ¿Qué es la competencia?

Reigeluth (2016) explica que:

(…) nuestras escuelas, y los programas de formación en general, enseñan una cantidad fija y predeterminada de contenidos en un cierto intervalo de tiempo prestablecido. Inevitablemente, los alumnos más lentos se ven obligados a avanzar antes de haber llegado a dominar el contenido, y así acumulan déficit en su aprendizaje que les dificultará aprender contenidos relacionados en el futuro. Además, los alumnos más rápidos se aburren hasta la frustración y pierden mucho tiempo valioso esperando al grupo para seguir adelante, un despilfarro considerable del talento que nuestras comunidades, empresas y la sociedad necesitan con urgencia. (p. 2)

El proceso de la unidad de aprendizaje lleva a que el tutor valore las evidencias, haga retroalimentación efectiva y seguimiento hasta llegar al mejor logro educativo. Las evidencias pueden ser de desempeño o de producto. Las evidencias de desempeño permiten distinguir muchos aspectos, además de los que se indican en los niveles de logro especificados en la rúbrica de evaluación. Sin embargo, al evaluar, muchas veces se tiende a contabilizar en lugar de cualificar, perdiendo la oportunidad de ver la integración de saberes y habilidades, así como de conocimientos y actitudes en un escenario determinado; este puede ser el espacio de interlocución del aprendiz, es decir, donde será observado y evaluado.

Ya desde el 2018 la tendencia en educación superior era considerar a la innovación como parte fundamental de los procesos educativos tanto para el uso de métricas para evaluar los resultados del aprendizaje como en el rediseño de espacios de aprendizaje, el uso de recursos abiertos con el fin de reducir costos; la introducción de enfoques multidisciplinarios y el fortalecimiento de alianzas para la movilidad estudiantil (Guijosa, 2018).  

En relación a los desafíos de la educación en dicho nivel se han considerado: generar verdaderas experiencias de aprendizaje contrastando el mundo real con las experiencias de trabajo; alfabetización digital y desarrollo de habilidades tecnológicas con equidad digital; mitigar las presiones económicas y políticas y replantear el rol del educador. 

Los desarrollos tecnológicos aplicables en educación superior que se han mantenido en tendencia son: crear tecnologías de analítica de datos, Integrar entornos Makerspace, generar tecnologías de aprendizaje adaptativo, impulsar el desarrollo e implementación de la inteligencia artificial, adoptar la realidad mista y utilizar la robótica. En general, las tendencias en educación facilitan el aprendizaje autónomo con variantes flexibles entre las que se encuentran: el modelo semipresencial, b-learning, mixto o híbrido y el modelo virtual, aprendizaje ubicuo, e-learning o m-learning. 

¡Te invitamos a conocer cómo se integran al programa de Ingeniería en Innovación empresarial las tendencias en educación superior!